Mitos en torno a la violencia sexual que es necesario desmontar

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La agresión sexual supone atentar contra la libertad sexual de una persona, generalmente una mujer. Esta violencia sexista es una manifestación de la desigualdad entre mujeres y hombres y un obstáculo para lograr la igualdad




Las agresiones a mujeres, concretamente las agresiones sexuales  nacen de una tradición cultural machista, suelen rodearse de mitos y prejuicios que tratan de cuestionar y minimizar el impacto de la agresión en la víctima. Por ello es esencial desmontar estas creencias falsas para desterrarlas del imaginario colectivo y caminar hacia la erradicación de este tipo de violencia.

Mitos sobre la agresión sexual

•    “Sólo hay agresión si hay penetración”. La agresión se manifiesta de muchas formas y todo acto que atente contra la libertad sexual de la víctima es un acto de violencia sexual y un delito a  denunciar.
•    “No es algo tan serio”. Normalmente, si el agresor es conocido por la víctima (por ejemplo si la violación ocurre en una cita) algunas personas suelen intentar justificar la agresión minimizándola con afirmaciones tipo “ella le calentó demasiado y él se paso un poco””se lo estaba buscando”…
Conocer a un chico, tener una cita o incluso tener sexo consentido previamente (o estar teniéndolo en el momento de la negativa) no le quita gravedad a la agresión. Toda mujer tiene derecho a decir “NO” en cualquier circunstancia y el hombre, está obligado a respetar ese NO en el mismo momento que se lo manifiesten.

•     “No me puede pasar a mí”.  Todos los estudios revelan que cualquiera puede ser víctima de una agresión sexual, sea cual sea su clase social, orientación sexual, raza, edad o religión… Por esta razón todos y todas deberíamos estar informados y sensibilizados frente a este problema y saber cómo actuar ante ellas.

•    “Las mujeres hacen denuncias falsas de violación para vengarse de su ex pareja o de un hombre que les ha rechazado”. Las denuncias falsas no son en absoluto frecuentes, todo lo contrario. El foco del problema no son las denuncias falsas, que son escasísimas, sino el gran porcentaje de agresiones sexuales que quedan impunes.

Mitos sobre la víctima

•    “Las víctimas de agresiones sexuales son casi siempre mujeres jóvenes” Los abusos sexuales también se dan en menores, y, aunque es menos frecuente, en hombres adultos, así como en mujeres de todos los tipos y edades.

•    “Ella se lo buscó” La violación  tiene más que ver con el poder y el control que con la provocación o el deseo sexual. Todos tenemos derecho a gozar de nuestra libertad sexual y a estar protegidos ante las agresiones sexuales. El único culpable de una violación es el agresor.

•    “La mejor manera de olvidar una violación es actuar como si nunca hubiera ocurrido” Hablar sobre la agresión sexual puede ser una parte esencial de la recuperación. Además, silenciar el delito en lugar de denunciar no contribuye en absoluto a solucionar el problema. Sin embargo, ninguna víctima debe ser obligada a hablar sobre la agresión, ni en público ni en privado.

•    “La víctima de una violación jamás va a poder llevar una vida normal ni disfrutar del sexo”. Afortunadamente, es totalmente posible superar la violación. Acudir a una asociación de ayuda a víctimas de agresión sexual permite encontrar el apoyo y los recursos necesarios para dejar atrás el trauma de la agresión.

Mitos sobre el agresor

•    “Los violadores son gente enferma, locos o  extraños con mala pinta”. En realidad, la incidencia de trastornos psicológicos entre los agresores sexuales es similar a la del resto de la población.

•    “La mayoría de las víctimas son violadas por desconocidos en lugares aislados”. Las violaciones de desconocidos se denuncian con mayor frecuencia, pero sólo constituyen un tercio del total. Es más frecuente que el agresor sea un conocido de la víctima o incluso una persona de su total confianza.

•    “Los violadores han sido víctimas de abusos sexuales en la infancia”. Los estudios desmienten esta creencia: entre los agresores sexuales hay tanto víctimas de abuso sexual infantil como personas con una infancia normal. Además, las víctimas de abusos en la infancia no tienen por qué convertirse en agresores sexuales de adultos.

 
 

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