Trastorno de la menstruación
| Menstruación | Carmen Rodríguez
Explicamos las posibles alteraciones que puede sufrir el ciclo menstrual de una mujer, los motivos y cómo abordar estos cambios.
La menstruación es el periodo en el cual se produce un sangrado en la mujer, debido a la expulsión del óvulo no fecundado y a restos del tejido que recubre el útero, que salen del cuerpo a través de la vagina. Esto suele ocurrir todos los meses.
Es importante saber que el ciclo menstrual ayuda al cuerpo a prepararse para el embarazo. Si este no ocurre se produce el periodo menstrual. El ciclo y el periodo menstrual están controlados por hormonas como el estrógeno y las progesterona.
Este control hormonal provoca que cualquier alteración en las distintas hormonas que intervienen en el ciclo menstrual pueda afectar al mismo, alternaciones que pueden deberse a causas físicas o psicológicas
Otra de las cuestiones importantes que debemos conocer es que no es cierto que el ciclo menstrual dure siempre 28 días. Hay mujeres que son muy regulares y otras que no tanto, por lo que se considera normal la oscilación entre los 21 y 35 días. Cuándo el ciclo supera las seis semanas de duración ya se considera irregular, aunque esto no es preocupante en los primeros años de la menstruación ya que puede pasar cierto tiempo hasta que el ciclo se regula.
Cuándo se produce un retraso , no habitual, de la menstruación pueden existir diferentes causas:
• Embarazo: Es lo primero que debemos descartar si se han mantenido relaciones sexuales de riesgo o ha fallado el anticonceptivo utilizado. Es recomendable realizarse una prueba de embarazo cuanto antes. Debes recordar que si da positivo y te enfrentas a un embarazo no deseado, puedes informarte de las opciones existentes y ejercer tu derecho a a decidir. En CDMX, el aborto es legal hasta la semana 12 de gestación, sin que debas alegar motivo.
• Estrés y ansiedad: Como comentábamos anteriormente, si estas pasando por algún periodo de dificultad, preocupaciones, exceso de trabajo, etc. que te provoque estrés o ansiedad puede ser también la causa de que la menstruación no te baje.
• Cambios hormonales: Además de las alteraciones hormonales producidas por nuestro estado psicológico en un momento dado. Existen cambios hormonales a nivel físico que pueden provocar cambios en nuestro cuerpo. Un ejemplo son los relacionados con la glándula tiroides, que pueden alterar la ovulación. Por lo que la manera de descartarlo es a través de análisis clínicos.
• Anticonceptivos: ciertos anticonceptivos, como los hormonales, influyen en el ciclo menstrual. Algunos se toman para regular el ciclo, en otras ocasiones pueden producir disminución del sangrado, o incluso, retirada del mismo. Si la falta de menstruación o su retraso es un efecto del anticonceptivo que no deseas, puedes acudir a la consulta ginecológica para cambiar el método anticonceptivos que utilizas.
• Premenopausia o Menopausia; Llevada a cierta edad, no debes descartar la llegada de la menopausia, o las variaciones que las mujeres sufren en la etapa previa, la premenopausia. Existen algunas mujeres que pueden sufrir una menopausia precoz, es decir que esta etapa llegue a una edad temprana y poco frecuente, por ejemplo, a os 39 o 40 años.
Tanto la llegada de la premenopausia como la menopausia, no deben ser obstáculos que nos impidan disfrutar plenamente de nuestra sexualidad, hay que afrontar estas etapas como momentos de cambios que pueden ser una oportunidad para aprender más de nuestro cuerpo y disfrutar igual o mejor que antes.
• Alteraciones de la menstruación en relación al sangrado acompañas de otros síntomas como variaciones en el color y olor del flujo o dolores y fiebre. Nos pueden estar indicando que hay algún problema. Por ello debemos estar especialmente alertas y realizar seguimiento. Ante cualquier sospecha, lo mejor, es acudir a un especialista.
• Cólicos menstruales, la regla puede causar ciertas molestias pero estos dolores nunca deberían ser tan intensos como para ser invalidantes para hacer una vida normal.
Las menstruaciones muy dolorosas suelen deberse a enfermedades ginecológicas. La mejor manera de descartarlas es acudir a una revisión ginecológica.