Mitos salud sexual del hombre
| Salud sexual | Carmen Rodríguez
Abordamos creencias erróneas sobre la sexualidad masculina y su salud en este aspecto
La salud sexual de los varones ha sido, por un lado, central en la ciencia y en la medicina pero, por otro, ha estado siempre llena de ideas erróneas difíciles de desterrar. Hemos escogido algunas de las más difundidas para desmontar estos prejuicios comunes de forma sencilla.
Tamaño del pene
Aún sigue extendida la creencia de que el tamaño del pene es importante para el placer sexual. Es importante saber que las prácticas sexuales no se limitan a los genitales y mucho menos a la penetración. Si entramos en el terreno genital, las mujeres prefieren mayoritariamente la estimulación del clítoris (mediante masturbación genital, sexo oral, etc.). De haber coito, los penes en erección suelen igualarse en tamaño unos con otros. Y para rozar el punto G, que está a 2-3 centímetros a la entrada de la vagina, realmente no importa mucho la longitud o el grosor.
Punto G
Los hombres también tienen Punto G. En ellos se denomina Punto P, por estar situado en la próstata. Así que para acceder a él habría que estimularlo a través del ano o acariciar/besar el perineo (la zona entre el recto y los testículos). Del mismo modo que para las mujeres, existen juguetes sexuales específicos para ello.
Deseo sexual de los hombres
Otro de los mitos más extendidos es el de que los hombres siempre tienen deseo, “ganas”, que siempre les apetece sexo. Esto es más un estereotipo de género que una realidad biológica. A las mujeres se nos sigue educando para tener miedo de expresar nuestra sexualidad por temor a ser tachadas de promiscuas. Ellos, sin embargo, han de mostrar potencia sexual en todo momento. Es cierto que la testosterona influye en la respuesta sexual, pero varones y mujeres tenemos esta hormona en más o menos nivel en diferentes etapas de nuestra vida. Son otros condicionantes (habitualmente psico-sociales) los que más nos pueden influenciar. El miedo a no dar la talla, el estrés, la edad o incluso problemas de pareja pueden hacer que a un hombre no le apetezca tener relaciones sexuales, como a cualquier persona. No son máquinas. Por otra parte, hay que diferenciar el deseo sexual de los problemas de erección o la insatisfacción con el tiempo de eyaculación. Son expectativas sociales poco realistas que sufren muchos varones. En cualquier caso, si se presenta una disfunción, es recomendable acudir a profesionales.
El condón resta placer
El uso del preservativo es imprescindible. Incorporarlo puede ser un juego más para la pareja, se puede erotizar su colocación empleando el sexo oral, caricias, etc. Las marcas que los fabrican cada vez inventan condones más finos, con estrías, de sabores o con otros efectos que hacen que apenas se noten o que incluso sumen placer a la relación sexual. No sólo es un método anticonceptivo sino que previene las infecciones/ enfermedades de transmisión sexual. Nadie se cree ya esta excusa.