Posturas para relaciones sexuales más placenteras II
| Sexualidad | Carmen Rodríguez
Segunda entrega de nuestros posts sobre posturas sexuales
Las relaciones sexuales son muy diversas y cada cual se divierte de diferentes maneras. Pero si quieres introducir alguna novedad o simplemente variar alguna postura que ya realizabas, aquí te damos algunas ideas. Y recuerda que lo más importante no es ser atleta sino disfrutar.
La amazona. La persona que está debajo se tumba boca arriba. La otra pareja se sube sobre ella a horcajadas o de rodillas. Quien está encima es quien dirige los movimientos con su pelvis, puede rozarse el clítoris, erguir el torso y recibir caricias en los pechos, etc. El abdomen se mueve en círculo, hacia adelante y hacia atrás como si bailáramos la danza del vientre, hacia arriba y hacia abajo para sacar y meter el pene (cuando lo haya) y apretando y soltando los músculos pubococígeos (quien tenga ejercitado el suelo pélvico). Para aumentar el ritmo se varía la postura poniéndose en cuclillas y para descansar se pueden apoyar las rodillas, con la ayuda de las manos de la pareja o tumbarse sobre su pecho y usar el impulso de los pies. Otra opción es realizar la postura sentad@s en una silla y apoyarse sobre el respaldo. Existe otra variante, la amazona al revés. Es decir, quien esté arriba se da la vuelta, queda de espaldas. Esta postura es muy buena para embarazadas porque se pueden agarrar a los tobillos o rodillas dobladas de quien esté debajo, de modo que la posición es menos cansada pero se sigue teniendo el control de los movimientos.
El balancín: Las dos personas se tumban boca arriba pero en sentidos opuestos. Los pies del/a otro/a quedan a la altura de la cabeza. Abren sus piernas y las entrecruzan o unas quedan dentro de las otras. Acercan sus pelvis y amb@s arquean levemente la espalda agarrándose las manos para ayudarse. Lo más práctico es que las piernas de quien tenga más fuerza o quiera penetrar (si se quiere) queden debajo. La pareja que está arriba puede elevar sus glúteos para situarse encima y moverse o pueden balancearse ambos ayudados por los brazos, de ahí el nombre. Eso sí, la espalda y los abdominales sufren bastante con esta postura.
El puente. La persona que tenga más flexibilidad realiza esta postura arqueando todo su cuerpo sobre el suelo/cama. Primero se pone de espaldas tumbada, colocando tobillos apoyados de forma firme y luego levanta la pelvis y eleva las piernas. La otra pareja se queda de pie para penetrarla o de rodillas entre sus muslos sujetándola con sus brazos. Pueden variar la postura en función de la fuerza que tengan ambos/as para sujetarse. Si no hemos llegado al orgasmo al cabo de un rato es mejor probar otra postura... esta sí es para estar en forma.
El gran puente. Consiste en que uno/a de los miembros de la pareja se abra de piernas totalmente, en ángulo de 180 grados. Si quiere puede ayudarse colocándose entre dos sillas, eso sí, asegurándose de la sujeción de las mismas. Esto aumenta la exposición de los genitales, especialmente para la penetración.
Piernas libres. Que una de las personas se tumbe boca arriba, al borde de una cama/mesa. Al quedar la columna recta sobre estos soportes pero las piernas sueltas, se permiten varias posturas por la movilidad de las extremidades inferiores. Tanto si se quiere practicar masturbaciones, caricias o sexo oral, los genitales están expuestos y es muy fácil variar la posición. Puede entrecruzar sus piernas sobre la cadera del/a amante. Otra opción es poner las piernas en ángulo recto, tanto para penetrar (apoyando los pies sobre el suelo, la otra persona se sentará sobre sus rodillas de espaldas), como para ser penetrado/a (los pies se pueden apoyar en el cuello del/a otro/a). También se puede levantar una sola de las piernas y que la otra persona que está de pie se sitúe en medio.