Es un método abortivo muy poco utilizado en nuestro país que sin embargo se practica con total normalidad en otros países europeos como Portugal, Francia, Inglaterra o Finlandia. Se trata del aborto farmacológico, posible gracias a la sustancia RU-486 cuyo principio activo es la mifepristona que se legalizó hace ya una década, y que sólo puede suministrarse dentro de las nueve primeras semanas de gestación.
En cuanto a su eficacia abortiva, se estima que es capaz de interrumpir el embarazo en el 94% de las mujeres que la utilizan, aunque también se dan casos en los que es necesaria una intervención quirúrgica posterior para completar el proceso abortivo. Estudios realizados señalan que en una escala de dolor de 0 (ausencia de dolor) a 100 (dolor insoportable), las mujeres que han experimentado el aborto farmacológico sitúan las molestias en una media de 31 puntos, es decir, soportable.
Lo que no se explican algunos expertos es su leve implantación en España, donde seis de cada diez interrupciones voluntarias del embarazo se practican en las ocho primeras semanas de gestación. Pero lo cierto es que por el momento esta fórmula supone solamente el 4,3% de los abortos, frente al 95% de las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) practicadas mediante la técnica instrumental o quirúrgica.
Ante ello, diversas comunidades autónomas comienzan a dirigir su mirada hacia aborto farmacológico, además de ahorrar costes muy elevados (50 euros que cuesta la pastilla frente a los 350 euros aproximadamente de la intervención), aseguran que es menos invasivo que el método quirúrgico.
Ya lo avanzó hace algunos meses la consejera de Sanidad de la Generalitat de Cataluña, Marina Geli, apenas unos días antes de la aprobación de la Ley del Aborto: lograr en 2011 que la mitad de las IVE practicadas en la comunidad sean mediante aborto farmacológico. No obstante, y a pesar de que abaratará considerablemente la prestación, las mujeres podrán elegir si lo prefieren el método quirúrgico.
De la opinión contraria es Santiago Barambio, presidente de Acai, que en declaraciones a ElPais.com ha asegurado que “si en España se ha utilizado poco (la RU-486) es porque las mujeres no lo querían” y que a largo plazo saldrá más caro. También constata que en su clínica de Barcelona cobra lo mismo por un método u otro y que hay un 40% de efectos adversos de este fármaco.
En cambio el País Vasco es otra de las comunidades en las que mayor porcentaje de abortos farmacológicos se realizan, concretamente ya se practican por esta vía uno de cada tres con intención de generalizar la RU486, tal y como anunció el pasado mes de septiembre el consejero de Sanidad, Rafael Bengoa.
El aborto farmacológico, aún en fase de crecimiento en España
|
Blog |
Aborto