La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años, los embarazos que se producen en estas edades suelen ser no planificados o no deseados, se producen por la práctica de relaciones sexuales sin utilizar ningún método anticonceptivo.
Un embarazo a tan temprana edad es un embarazo de alto riesgo por los riesgos médicos que puede sufrir, hay riesgo de parto prematuro de roturas prematuras de membranas, bajo peso del bebé al nacer e incluso mayor posibilidad de prematura perinatal.
Las complicaciones que pueden surgir se producen por el desarrollo pélvico y por el tamaño de la niña, por todo ello también hay más riesgo de que se le haga una cesárea a la pequeña.
El parto prematuro se puede producir por el tamaño del útero y la consistencia del propio cuello del útero.
Cuanto antes se reciba la atención prenatal necesaria mejor, porque mayores probabilidades tendrá la menor de tener un embarazo saludable.
En definitiva la vida de una menor puede transformarse con un embarazo precoz, por lo que es muy importante enseñar y difundir estrategias de prevención, responsabilidad y que tomen conciencia de lo que representará en su vida un embarazo con esa edad.
La familia, el colegio y el personal de la salud en general debe involucrarse en dar una buena educación sexual y reproductiva a nuestros jóvenes.
Un embarazo en una persona tan joven puede provocar en las familias sentimientos encontrados, pero lo más importante es arropar a la menor porque probablemente sea uno de los momentos de su vida en los que más necesite a la familia.
Probablemente los padres necesiten de ayuda para manejar los sentimientos sobre esta nueva situación, es importante hablar con alguien de su confianza o incluso buscar asesoramiento profesional para que nos dé los recursos necesarios para llevar esta situación.
La menor deberá cambiar su estilo de vida para que la salud del futuro bebé sea buena: no deberá beber alcohol, ni fumar, evitar el exceso de ingesta de cafeína, aumentar las horas de descanso, llevar una alimentación sana evitando las comidas rápidas, dulces y bebidas gaseosas.
Hay que evitar el estrés y aumentar el ejercicio físico.
Si quieres interrumpir de manera legal tu embarazo deberás contactar con un especialista que anunciamos en nuestra web a través de las Clínicas ILE.
