Quiero un método anticonceptivo sin hormonas. Es la petición que ginecólogos se encuentran en consulta. Y, cada vez más por culpa de las redes sociales y sus mensajes sin base científica.
Las mujeres ahora prefieren un anticonceptivo sin hormonas para evitar efectos secundarios e incluso los descartan para regular o combatir los efectos negativos de la menopausia. Este temor se llama hormonofobia.
¿A qué se debe el auge de la hormonofobia?
La causa se encuentra en las Redes Sociales porque ahora hay mucha información errónea, falsa y llena de mitos de personas no especializadas y la desinformación sobre los efectos secundarios es para gritar.
Las creadoras de contenido, las influencers, han desarrollado campañas contra la pastilla anticonceptiva en algunos países y que califican la píldora anticonceptiva tóxica y de ser responsable de rebajar la líbido y además subrayan (ver para creer) del lavado cerebral que están sufriendo las mujeres para hacerle creer que el periodo es inconveniente e innecesario.
Beneficios contra los efectos secundarios
El problema no es solo que las RRSS instalen este temor si no que el reto es llegar a revertirlo con argumentos científicos porque muchas mujeres les dan a las influencers más credibilidad que a los propios médicos. Se fían más de la experiencia de amigas que han podido tener malas experiencias con la píldora.
Tomar la píldora tiene efectos secundarios, pero estos son leves y transitorios. Además, son muchos los beneficios. No afecta a la reproducción futura, ni causa problemas de salud mental, ni aumenta el riesgo de padecer cáncer. A pesar de las creencias, la píldora se receta para combatir el exceso de vello o el acné juvenil.
La comercialización de la píldora en los años 60, fue una auténtica liberación. Tanto es así que lo califica de hito.