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Posturas para relaciones sexuales más placenteras

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En este post os explicamos algunas posturas muy fáciles para tener relaciones sexuales más satisfactorias

posturas del joyero y el amante tiernoPosturas del joyero y el amante tierno


Hay que dejar claro que no se trata de una competición atlética o de demostrar a la otra persona nuestras condiciones físicas y cuánto sabemos. Se trata de disfrutar y estar cómodos pero romper la rutina. A menudo, algunas de estas posturas sexuales no garantizan la satisfacción de una de las partes. Así que, regla número uno, no hagáis nada que no queráis. Una buena idea puede ser comprar o fabricar unos dados en los que aparezcan diferentes posturas, partes del cuerpo y acciones a realizar (besar, morder, lamer, acariciar) y así obtendréis múltiples combinaciones. Perdonad si en alguna ocasión se nos escapa algún heterocentrismo o hablamos de parejas normativas (hombre-mujer). Esto lo pueden realizar parejas de dos, de tres, hombres, mujeres, trans, y sexualidades diversas. Una persona sola…ya es más difícil.¡A practicar sexo con otras posturas!

El misionero. La postura más común. La mujer se sitúa debajo, tumbándose de espaldas. La otra persona se sitúa encima, a menudo entre las piernas de la mujer, apoyándose con sus rodillas y sus brazos. La ventaja es que podemos mirarnos frente a frente, decirnos cosas eróticas, besarnos, lamer el cuerpo, usar las manos entre medias para tocarnos, etc. Lo recomendable es no centrarse en los genitales, pero con esta postura a menudo es así. Es recomendable que ella doble las rodillas o acerque los pies a las nalgas. De este modo, el abdomen se elevará para que la penetración estimule más la zona clitoriana/punto g. También se puede hacer colocando una almohada debajo de los riñones. Si te gusta esta postura pero quieres cambiar, prueba a realizarla en otro lugar diferente variando los puntos de apoyo (una mesa, el coche u el sofá  pueden darte ideas de donde apoyarte…).

La cuchara. Se trata de que una de las personas esté de lado, de costado, y la otra pegada a ella. Si es la mujer quien está de espaldas, se favorece dedicar más tiempo a acariciar todo el cuerpo, el clítoris, pecho, vientre, etc. Facilita el control de la eyaculación porque los movimientos son menos intensos, más lentos y suaves. Para cambiar quien lleva la iniciativa,  “las cucharas”, se pueden turnar.

El perrito.  ¿Está claro, no?  Una de las partes se pone a cuatro patas. Así los genitales y el ano están a la vista. En algunos casos, tiene algo de primitivo, animal. Esa persona está mostrando su fantasía de “dejarse hacer”. Puede variarse poniéndonos de rodillas. Las prácticas sexuales que hagamos después son libres. Cunnilingus, masturbación, penetración con dedos. Permite acariciar el clítoris, los pechos, el resto del cuerpo. Y si queremos penetración de un juguete o de un pene, ésta se realizará con más fuerza. La otra persona puede ponerse de pie o de rodillas. Si estamos en la cama perderemos impulso. Si la parte que recibe no quiere tanta intensidad, puede colocarse un cojín debajo del abdomen, lo que ayuda para elevar y dejar el punto G/ P/ ano en una posición óptima.

El 69. No vamos a detenernos mucho en esta postura, los número 6 y 9 ya lo explican todo: el cuerpo al revés, la cabeza mirando hacia los pies; ideal para practicar sexo oral o penetración y caricias con los dedos en los genitales. De lado o encima y debajo. De pie para deportistas. Se puede acompañar de movimientos pélvicos y jadeos para indicar los lugares exactos a nuestra pareja.

El barco de vela. La persona que quiere “confiar o dejarse hacer” se tumba sobre su espalda boca arriba. Levanta las piernas en ángulo recto y la otra persona se arrodilla frente a ella, agarra sus tobillos en alto y las maneja como un timón, ladeándolas a izquierda o derecha para dejar abierta la zona de penetración o caricias. Se puede colocar un cojín bajo las nalgas para elevar el abdomen. La persona tumbada también puede mover las piernas para atraer al/la compañero/a hacia su ano/vulva.

El loto. Una persona se queda abajo y la otra se sienta encima entrecruzando las piernas sobre su cintura/cadera (la mujer, en relaciones heterosexuales, es quien se pone arriba,  para favorecer la penetración). La posición frontal posibilita los besos, lametones y caricias en los pechos, cara, torso, cuello, orejas y otras zonas erógenas, así como la comunicación. Ambos/as pueden moverse y usar las manos, los dedos, los labios.

El amante tierno. La persona que recibe se tumba boca arriba con las piernas abiertas y las rodillas dobladas. Eleva su abdomen y caderas, ayudada por su pareja sexual que está debajo de ella, mirándola, entre sus piernas,  sosteniendo sus nalgas para que la zona de penetración quede en el ángulo perfecto. Preferentemente de rodillas para penetrar a la altura del ano/vagina. Como la cabeza de quien "penetra" queda la altura de vientre y pechos, puede aprovechar para besarlos. Muy indicada para mujeres embarazadas.
 
Unión del joyero. Llamada así por la forma de joya que hacen los dos cuerpos. Muy sencilla y cómoda para principiantes. Tumbados/as, entrecruzan las piernas, uno eleva su rodilla para que quede en la cadera del otro/a, que a su vez hace lo mismo para meter su pierna dentro de las de su pareja. La otra pierna queda estirada.  Frente a frente, los muslos se rozan, se abrazan para que los genitales queden a la misma altura y a la vez puedan usar las manos para tocarse y los labios para besarse, comerse, decirse cosas al oído… No hay mucha movilidad y la penetración es menos profunda, por eso mismo es muy buena idea para quien quiera retardar el orgasmo.

Y esto no acaba aquí. Prometemos hacer una segunda entrega con posturas más avanzadas.

 
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