Violencia hay en todos sus formas y la violencia reproductiva es una de ellas. A continuación os contaremos algunas historias.
La historia de ELLA
Una mujer de 33 años tiene el implante subdérmico hace 2 años y se lo quería retirar por los motivos que ella quería (porque es su decisión y su cuerpo) y cambiarlo por el DIU. Y aquí empieza su historia:
En su centro de salud le dicen que no le quitan el implante porque tiene hijos y, si no lo quiere tener más, lo mantendrán hasta que caduque. Sí, es lo que estás leyendo, tal cual se lo dijeron, es decir, tú no eres dueña de tu cuerpo y no puedes elegir.
La Historia de la otra ELLA
Una joven de 19 años, acude a una farmacia para solicitar la pastilla del día después y le dice “que es muy joven para tener sexo social y de riesgo” y se niega a dispensársela, salvo (siendo mayor de edad) que facilite todos sus datos personales para que el farmacéutico controle que ella no abusa de la pastilla de emergencia.
413 denuncias hay sobre médicos o farmacéuticos que opinan sobre nuestra necesidad, obligándonos a ello e imponiendo su criterio. Estas denuncias llevan de forma directa de particulares, usuarias o profesionales, a través de entidades. El 98% de ellas son de mujeres, con una edad media que ronda los 24 años y medio.
Falta de empatía
Una mujer de 24 años que, tras dar positivo de Clamidia, visitó de urgencia un centro de salud para realizarse pruebas o buscar el tratamiento. Asegura que no le hicieron ninguna prueba ni le ofrecieron alternativa.
También hay quejas a la deficitaria atención recibida en diferentes centros sanitarios públicos, en las que destacan el maltrato, la ausencia de empatía, actitudes moralistas o infantilizadoras, la dificultad a la hora de conseguir la realización de pruebas o de acceso a servicios.